Se ofrece como un alimento saludable y una alternativa a la carne y la leche, pero ¿sabemos que se encuentra detrás del monocultivo de soja?. La buena prensa de esta oleaginosa contrasta con sus costos sociales y ambientales. El modelo productivo sojero tiene fuertes impactos sobre la nutrición de los suelos (al ser un monocultivo no permite la rotación de los cultivos), utiliza agrotóxicos que contaminan el ambiente y enferman a las personas ( empieza a vincularse con casos de cáncer, malformaciones congénitas y enfermedades respiratorias). La soja trasgénica es rociada con glifosato, un herbicida, en fumigaciones aéreas que alcanzan a los pobladores aledaños. Así el exodo a las ciudades se da no para mejorar la vida sino como mera supervivencia para los campesinos que pasan de levantar cosechas a recoger basuras y dedicarse al cartoneo en los barrios pobres (como podemos ver en este documental). Los pequeños agricultores son expulsados de sus tierras ya que se agotan sus posibilidades de subsistencia ante la competencia desleal de las grandes extensiones de monocultivo, que emplean muy poca mano de obra.
La solución que se planteaba para acabar con el hambre, representa la riqueza para unos pocos que empiezan a lucrar con esta forma de producción rápida y rendidora a corto plazo, en perjuicio de muchos campesinos y del medio ambiente.
A partir de 1970 se da un fuerte impulso al cultivo de la soja gracias a la "revolución verde" que prometia la modernización e introducción de avances tecnológicos en el campo, pero basada en el uso intensivo de maquinaria y agroquímicos .
"El crecimiento de la demanda internacional, seguido del aumento de precios de este producto en el mercado internacional de commodities fueron los impulsos decisivos. En el año 2009, la mitad de los diez países de mayor producción de soja en el mundo estaban en Sudamérica: Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay.", según la investigación "Expansión del cultivo de soja, salud y medio ambiente. Situación de Córdoba (Argentina) y Matto Grosso (Brasil)".
Hace unos días se produjo una brutal represión contra manifestantes que protestaban frente a la legislatura de la ciudad de Córdoba contra el tratamiento de la reforma de la Ley Ambiental Provincial, que abre la posibilidad a la radicación de multinacionales como Monsanto en la región, como lo intenta desde hace tiempo con la instalación de una planta de procesamiento de semillas trasgénicas en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas, y que viene recibiendo una fuerte y continuada resistencia desde los habitantes locales.
Un verdadero atentado contra la soberanía alimentaria, como bien lo explica Eduardo Galeano:
"Desde hace unos trescientos sesenta millones de años, las plantas vienen produciendo semillas fecundas, que generan nuevas plantas y nuevas semillas, y nunca han cobrado nada por ese favor que nos hacen.
Los hijos de los días, Eduardo Galeano.Pero en 1998, fue otorgada a la empresa Delta and Pine la patente que santifica la producción y la venta de semillas estériles, que obligan a comprar nuevas semillas en cada siembra. A mediados de agosto del año 2006, la empresa Monsanto, de sacro nombre, se adueñó de la Delta and Pine, y también de la patente.Así Monsanto consolidó su poder universal: las semillas estériles, llamadas semillas suicidas o semillas Terminator, integran el muy lucrativo negocio que también obliga a comprar herbicidas, pesticidas y otros venenos de la farmacia transgénica."
También pueden leerse en este blog:
Día Mundial contra el uso de agroquímicos
Para saber más: