El 7 de mayo se celebró el Día de la Minería desde que la Asamblea Constituyente de 1813 sancionara la primera Ley de Fomento Minero, a fin de dar impulso a la actividad de extracción de minerales.
Desde aquella época a la actualidad comprobamos que en nombre del desarrollo y el progreso, se han sometido pueblos, agotado recursos no renovables y contaminado el aire, el agua y el suelo.
Comunidades enteras son conscientes de esta depredación de los recursos y la contaminación que pone en serio riesgo su salud y calidad de vida y exigen a los gobiernos que tomen medidas contra las empresas trasnacionales extractivas.
Para tener una idea, para un solo anillo de oro se generan 18 toneladas de desechos tóxicos. La actividad minera actual utiliza tecnologías como el satélite para encontrar los minerales en las rocas montañosas y para extraerlos dinamitan extensas superficies, reduciendo las montañas a porciones de roca diminutas. Luego se le aplica una sopa de sustancias químicas con grandes cantidades de agua para separar la roca de los metales: cianuro, acido sulfúrico, mercurio entre otras sustancias tòxicas, acumulativas y persistentes. La remoción de estos materiales se disemina además por el aire, en forma de nubes de polvo que recorren largas distancias, afectando a la salud de los habitantes y al medio ambiente.
Las empresas trasnacionales que explotan estos recursos, se aprovechan de una ley (diriamos liviana) que les provee de energía subsidiada y exenciones impositivas.
Minera La Alumbrera, así queda este paisaje de Catamarca (INTI) |
En esta extración a cielo abierto, se requieren dos insumos indispensables: agua y energía. Según datos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) el 80 % de la actividad minera se realiza en la cordillera de Los Andes, precordillera y estribaciones, cadena montañosa que constituye una fábrica de agua, hábitat de un ecosistema que permite la vida aguas abajo, en las grandes cuencas del Pacífico y el Atlántico: "No hay minero ni geólogo consciente que no se llame a silencio
cuando se mencionan estas circunstancias; y admiten que la minería
en las altas cumbres no se debe practicar: el agua vale más
que el oro. Actividades productivas como la vitivinicultura, frutales,
olivares, cebollas y ajos, frutas finas, y servicios de gran importancia
como el turismo, se ven amenazados tanto como la salud de los habitantes
y la subsistencia de las pequeñas economías familiares
y comunidades ancestrales. La minería a cielo abierto va
secando las fuentes de vida de poblaciones enteras."
Como ejemplo del impacto sobre el sistema energético de estos enprendimientos: el complejo de Veladero-Penélope y Pascua Lama, de la trasnacional Barrick Gold, para la obtención
de oro, plata, cobre, mercurio y molibdeno, entre otros minerales,
requiere íntegramente la energía que suministra la
central núcleo eléctrica de Atucha (más de
300 MW de potencia instalada). Por su parte, el emprendimiento minero
Bajo La Alumbrera representa el 86% del consumo de los grandes usuarios
mayoristas de energía de la Provincia de Catamarca (fuente:
Mercado Eléctrico Mayorista). Hidroeléctrica el Chocón
S.A. le provee directamente la energía; en el año
2003, le vendió 482 GWh (fuente: Informe Endesa, 2004).
Para colmo, las trasnacionales exigen a los gobiernos para "invertir en proyectos mineros" subsidios a la energía, para muestra en la provincia de San Juan, los habitantes pagan en su boleta de servicio eléctrico el 50 % de la actividad minera, mientras el resto lo pagan los demás habitantes del país.
Podemos afirmar que este modelo de minería que depreda los recursos naturales y contamina el medio ambiente, afectando la salud y calidad de vida de las comunidades no tiene un ápice de "sustentable". El INTI se pregunta ¿Hay otro tipo de minería posible?: Si se trata de la obtención del oro es prescindible, la mayoría se destina a la joyería, sólo el 3% se utiliza en la industria y el resto termina en las bóvedas de los bancos. Por otra parte los minerales llamados "tierras raras" son demandados por los países centrales para la fabricación de superconductores y acumuladores de energía, y son exportados gratuitamente con la excusa local de que no tenemos capacidad ni la tecnología para su investigaciòn. Ocurre lo mismo con el renio y el molibdeno que se encuentra adosado al cobre y uranio y no pagn por él.
"El concepto de desarrollo sostenible, en cambio, requiere pensar en el futuro, para lo cual es imprescindible estudiar las necesidades y demandas del presente, las capacidades existentes y planificar una estrategia para satisfacerlas sin perjudicar el ecosistema. En esta línea de pensamiento, la práctica de la minería a escala de un país que utiliza los bienes comunes para su desarrollo recorre otro camino. Del análisis surgirán algunas preguntas: ¿qué minerales metalíferos se necesitan? ¿En qué cantidad? ¿De dónde y cómo se extraen? Cuestionario inevitable que apunta a cualquier desarrollo sostenible y que al mismo tiempo se acerca a la respuesta para alcanzar una minería posible."http://www.inti.gov.ar/sabercomo/sc54/inti6.php
Algunos piensan como Juan Pablo Ruiz Soto que por propia definición una actividad extractiva que agota los recursos naturales no renovables no puede ser sostenible. Y que depende de la escala: unas con alto impacto ambiental que destruyen el medio social y natural y otras con bajo impacto. Además de esto debe considerarse qué se hace con los recursos económicos generados por la actividad minera y si se relacionan con actividades de desarrollo humano sostenible. "El efecto de la minería depende de cómo se realice la actividad y cómo se enmarque en una propuesta de política económica y social de largo plazo. Dado que los recursos mineros al ser explotados se agotan, los beneficios de su explotación deben programarse a largo plazo." Por último concluye: controlar los efectos de la actividad minera compete no sólo a las autoridades ambientales, sino también a las comunidades y autoridades locales, en defensa de los intereses comunes sobre el entorno social y natural. http://www.elespectador.com/columna196024-mineria-sostenible.
Hugo Nielson, Coordinador de la Red de Académicos por el Desarrollo Sustentable de la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín) y secretario general de la OLAMI (Organismo Latinoamericano de Minería) defiende la actividad minera avalada por una "licencia social". Es decir que la "sociedad acepte y esté de acuerdo con los que se va a hacer, cómo se va a hacer, qué beneficos va a traer y cuál es el posible impacto que va a tener, para que pueda evaluar si está de acuerdo o no. En eso nos parece que las Universidades tienen una responsabilidad fundamental".
http://www.revistaadn.com/website/index.php?option=com_content&view=article&id=354:hacer-una-mineria-sustentable-es-absolutamente-posible&catid=34:noticiasprincipales
Todo esto, pensamos, siempre y cuando se consideren las decisiones de las comunidades, se respete la soberanía de los recursos, y los sectores afectados por la actividad posean la información necesaria para la toma de decisiones sobre su presente y su futuro. De eso se trata el desarrollo sustentable.
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