domingo, 27 de diciembre de 2015

"Floto en Buenos Aires"


Quería escribir sobre las inundaciones de agosto del 2015 en la provincia de Buenos Aires y me acordé de la película "El viaje" de Fernando "Pino" Solanas. Y que me habían impactado las imágenes del poblado que quedo debajo del agua después de una gran inundación a mediados de la década de los `80: Villa Lago Epecuén. Recomiendo la película sobre todo porque es toda  una metáfora de un país que se "hundía" bajo las políticas neoliberales de los noventa.
La historia del pueblo sumergido es más o menos así. Los primeros pobladores se ubicaron a orillas (demasiado cerca) de la laguna Epecuén, sacando provecho del turismo atraído por la salinidad de estas aguas, (decían tres veces más salobres que el Mar Muerto) y que promocionaban con virtudes curativas. Durante años se monitoreó el avance de las aguas y se fueron construyendo muros de contención. Después de la dictadura militar, dejó de realizarse este "seguimiento" y junto con algunos chacareros que realizaban canales clandestinos para desagotar o proveer de agua a sus campos, el avance de las aguas amenazaba peligrosamente con llegar hasta las casas. Y lo peor al fin sucedió a fines de 1985. "Epecuén colapsó el 10 de noviembre. Dos semanas después casi todas las casas estaban sumergidas. Los vecinos se volvieron expertos en desarmar puertas y ventanas en tiempo record, en rescatar fotos y mascotas mientras todo lo demás desaparecía. El drama fue tan arrasador que los ataúdes salían flotando del cementerio" La sombra del agua
A quien le interese profundizar en el caso, puede leer la historia en clave de novela, "El agua mala. Crónica de Epecuén y las casas hundidas" de Josefina Licitra. 
Hoy, las aguas empezaron a bajar y Epecuén es un destino "turístico" donde pueden verse sólo ruinas con capas de óxido y sal. Pero también este panorama puede hacernos reflexionar sobre la acción del ser humano sobre el entorno natural.
Ya no podemos hablar de las inundaciones como "desastres naturales". Las acciones y/o inacciones humanas tienen un protagonismo esencial. Cuando el ser humano realiza canales para desviar o acercar el agua para beneficiar sus cosechas, cuando los campos se cultivan con soja y no se realiza el necesario recambio del suelo y se mata todo ser vivo (amén de deshacerse de las malezas) fumigando con glifosato, entre otras. Pero también cuando las gestiones no se ocupan de regular el tema y de aplicar políticas públicas preventivas. 
La clave está en "gestionar el riesgo" en un trabajo de prevención donde se comprometa el sector de gobierno pero también las acciones individuales. “Sólo hace falta decisión política y compromiso social para llevar adelante esta política” afirma Silvia Fontana, doctoranda en Política y Gobierno de la Universidad Católica de Córdoba (UCC). En relación a las fuertes inundaciones que afectaron a la provincia de Córdoba, la investigadora observó que la sociedad cordobesa no percibía el riesgo y que consideraban el evento como "extraordinario". De alguna forma veían la responsabilidad fuera de ellos. 
Ya comentábamos en este blog, como el cambio climático, profundizado por las actividades humanas impacta sobre la frecuencia y cantidad de las lluvias y en la imperiosa necesidad de adaptarse para el cambio. 

Se trata en definitiva de asumir conductas responsables y comprometidas a fin de prevenir y/o mitigar los efectos de los cambios climáticos.
 
Para conocer más:

Del estudio de las inundaciones a la gestión del riesgo de desastres (Universidad de La Plata)
Cuando se percibe el riesgo, no deja de haber incertidumbre, pero puede manejarse el conocimiento, estar prevenidos. 
 

lunes, 22 de junio de 2015

Lecturas: "La Pachamama y el humano" Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni



¿Qué sería de nosotros si existiera de veras el “Juicio Final”? No el “Juicio Final” como me lo contaron en el catecismo cuando yo era chico, no, no ese, sino el juicio final que la especie humana merece, un juicio final con un tribunal de jueces con patas, con ramas, con picos, un “Tribunal de la Naturaleza” con hojas, con raíces; que nos acusen con sus ramas, con sus patas, con sus picos, diciendo:–¿Pero en qué supermercado se compraron el mundo ustedes los humanos? (...)
 Al leer este fragmento del genial Eduardo Galeano me vino a la mente el libro que escribió el Dr. Eugenio Raul Zaffaroni "La Pachamama y el humano", del que había tomado conocimiento unos días antes. Y me quedé pensando en el "y" del título, ya que el ser humano se ha relacionado con la naturaleza como algo exterior y que se puede dominar, hacerlo de su propiedad. El humano en el centro y el "entorno" que lo rodea. Ejemplo de esta explotación de los recursos la encontramos en el extractivismo.
El Dr. Zaffaroni hace un interesante y ameno recorrido sobre esta relación y la cosmovisión del "hombre" hacia la naturaleza, que incluye a los otros seres humanos y también a los animales, y su reconocimiento u omisión como sujetos de derecho.

"La Pachamama y el humano, de Raúl Zaffaroni, es un rastreo genealógico de cómo se han reconocido  o ignorado a la naturaleza  y a los animales en el pensamiento filosófico y jurídico, cuyo objetivo es señalar laudatoriamente los avances conquistados por las nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador. (...) Éstas parten de un paradigma diverso al del constitucionalismo liberal antropocentrista, que siempre privilegió al individuo como único sujeto de derechos y obligaciones. Dentro del reconocimiento de derechos colectivos se llega a la proclamación de los derechos de la naturaleza (Pacha Mama) como continente de los demás derechos. Se instaura una cosmovisión emergente que pretende reconstruir la armonía y el equilibrio de la vida, y que es la respuesta de las comunidades originarias de nuestra región: el paradigma del 'Buen Vivir'."
(Extraído del epílogo a cargo del Dr. Matías Bailone)

 Vale la pena leerlo, además de disfrutar del prólogo escrito por el periodista y férreo defensor de los derechos de los pueblos originarios, Osvaldo Bayer y de las ilustraciones de Miguel Rep.
 Acá les dejo el prólogo.


Un paso hacia la sabiduría Por Osvaldo Bayer
“La Pachamama y el humano”. Qué título, qué duda. La pregunta fundamental. La vida. ¿Qué ha hecho el humano hasta ahora para responder? El humano no ha respondido adecuadamente aún sobre cómo ha venido tratando a la Pachamama. En lugar de lograr el equilibrio para llegar a una paz eterna, ha hecho todo lo contrario. Las guerras, la fabricación de armas, la expoliación y explotación de la naturaleza hasta el hartazgo, no han hecho más que promover un mundo de ricos, pobres, hambrientos, esclavos… de razas “superiores y civilizadas” y de “inferiores y salvajes”. Las religiones tampoco han logrado el equilibrio necesario ni el respeto a la vida, no sólo de los seres humanos sino de todo lo existente. Al contrario, elaboraron instituciones y categorías discriminadoras y crueles: inquisiciones, santos y pecadores, impíos y genuflexos, ricos y hambrientos…
¿Seguir así hasta el final? ¿O buscar a través de lo racional el equilibrio? En estas breves y profundas páginas, el autor se atreve a entrar sin disimulos en la raíz del mal. En el porqué de la violencia, en el ¿hasta cuándo vamos a seguir abusando de la Pachamama y creernos dueños y señores de todo? En el porqué de tanta muerte y desprecio por lo que nos rodea, que es desprecio por la vida propia.El autor no busca atajos sino que va de frente en todos los temas que hacen a la vida. Sí, incluso se refiere al “maltratamiento de los animales”. Nada menos. Ellos que, como nosotros, son parte de la naturaleza.Raúl Zaffaroni aborda temas cada vez más apasionantes, para cuya discusión nos entrega una bibliografía abierta a todas las opiniones e ideologías, un registro que merece ser calificado como íntegro y justo. Comienza describiendo la época en la que “en el sentido moderno, no tenían derecho ni los animales ni los humanos”. Luego, explica cómo se “racionaliza” la “venganza” y se concentra en el llamado “chivo expiatorio” y luego, analiza las masacres, los genocidios y los crímenes masivos. La constante búsqueda de un culpable. Finalmente, afirma que “hoy los animales no son aptos como chivos expiatorios del poder punitivo”, ahora lo son los “humanos inferiores y salvajes, los negros y latinos en los USA y los inmigrantes en casi toda Europa”. Y nos lleva de la mano desde Platón a René Descartes quien “consideró que los animales eran máquinas, desposeídas de toda alma”, para explicar la conducta humana: “la continuidad entre el animal y el humano – expresa– se había mantenido durante siglos: los animales eran animales, los criminales, los herejes, las mujeres y los colonizados, como humanos inferiores, eran medio animales”. Y más adelante: “Los medio-animales son más peligrosos, justamente por ser medio animales, y por eso es necesario eliminarlos para evitar que acaben con la humanidad. La mujer, como medio animal, era más débil, y por eso Satán –el “enemigo” en hebreo– la podía tentar a pactar con él para convertirse en bruja”. Zaffaroni acompaña la historia del hombre y sus diversas búsquedas y explicaciones con verdadero sentido didáctico. Así llegamos a Bentham, quien soñaba con llegar a considerar a los animales como sujetos de derechos, y al “balbuceo” de Kant quien “no les reconocía derechos a los animales pero que en forma indirecta admitía obligaciones humanas a su respecto”. Hasta que se llega a Herbert Spencer quien “inventó la justicia subhumana y conforme a la ley de la selección natural concluyó que era menester hacer lo mismo entre los humanos…”Todo el texto nos seduce para tomar de la mano al autor y seguir paso a paso su intenso y profundo recorrido. Finalmente –después de un amplio desarrollo de ideas–, Zaffaroni expresa algo fundamental: “a nuestro juicio, el bien jurídico en el delito de maltrato de animales no es otro que el derecho del propio animal a no ser objeto de la crueldad humana, para la cual es menester reconocerle el carácter de sujeto de derechos”, siguiendo una expresión de Stone: “El reconocimiento de la personalidad jurídica de entes considerados ́cosas` avanzó en el derecho a través de los siglos y lo no pensable se fue volviendo pensable”. Zaffaroni, superando el concepto de “mero animalismo” y ampliando la pregunta hacia cuestiones ecológicas (¿la naturaleza puede ser sujeto de derechos?), se propone pensar un ecologismo jurídico y el derecho ambiental “como la tutela penal del medio ambiente o derecho penal del medio ambiente”; y vincula al Derecho Ambiental Internacional con el “derecho internacional de los Derechos Humanos”. Indiscutibles pasos adelante.Zaffaroni reflexiona sobre el mundo que dejamos a las próximas generaciones. Pone en claro que “las administraciones republicanas de los Estados Unidos han provocado una considerable lesión al progreso de los Derechos Humanos en el mundo al negarse a ratificar instrumentos internacionales importantes como el Tratado de Roma de la Corte Penal Internacional y la propia Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica)”. Más aún si se considera a las guerras modernas como delitos ecológicos. Llegamos así a Hiroshima y Nagasaki donde “se corrió el peligro real de la iniciación de la extinción de la especie”: el filósofo francés, Michel Serres, afirma “desde Hiroshima y Nagasaki el humano ha descubierto una nueva muerte: la muerte de la especie”. Zaffaroni propone privilegiar la cooperación por sobre la competencia social y analiza las ideas de Leonardo Boff: “Ante esa perspectiva y la necesidad de cooperación como regla de supervivencia (Boff) considera que es el capitalismo esencialmente competitivo el principal obstáculo para la salvación de la humanidad en la tierra y concluye que se impone un nuevo socialismo cooperador”.Quien escribe esta introducción a un libro tan sincero fruto de un coraje que se atreve a decir ¡basta! se siente impulsado a mencionar párrafo por párrafo este escrito tan necesario. Pero un prólogo debe ser sólo un abrir la puerta al jardín donde el visitante podrá analizar por sí mismo todos los argumentos irrebatibles del autor acerca de la equivocada historia del humano en toda su trayectoria, y de las reacciones que su comportamiento ha producido. Sin embargo, me siento tentado a reproducir todavía un párrafo más de este libro donde se sostiene una verdad indiscutible con palabras bien claras: “Europa corporativizó sus sociedades, aprovechó inventos chinos y árabes, desarrolló una tecnología de punta en materia de navegación y guerra y emprendió una empresa de dominio planetario, llevando a cabo horribles crímenes contra la humanidad en América y en África, aniquilando poblaciones, reduciendo al mínimo otras y transportando esclavos, para obtener bienes que eran escasos en su territorio, especialmente materias primas y medios de pago. De esta forma se fue consolidando una civilización industrial, con centro dominante y periferia dominada”. Y agrega: “Dos vertientes se disputaron el campo de celebración triunfalista: una idealista y otra materialista. Sus respectivas cúspides fueron Hegel y Spencer”. Y va más allá con una frase definitoria: “La razón como exclusividad fue sinónimo de capacidad de dominio, cuando no del deber de dominar como obra humana”. Las víctimas directas fueron “nuestras culturas originarias, consideradas infantiles”.Por eso Zaffaroni cita, como respuesta a Hegel y Spencer, el preámbulo de la Constitución de Ecuador, de 2008: “Celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte que es vital para nuestra existencia… (se decide construir) una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza para alcanzar el buen vivir (o el pleno vivir), el sumak kawsay”.Zaffaroni afirma que “Nos convertimos en los campeones biológicos de la destrucción intraespecífica y en los depredadores máximos de lo extraespecífico”. Y propone: “Sólo reemplazando el saber de dominus por el de frater podemos recuperar la dignidad humana, que importa, en primer lugar, reconocernos entre los propios humanos”. “Esto no significa ningún romanticismo que idealice a las culturas originarias y al modo de vida de nuestros pueblos precolonizados. Nadie puede pretender negar la técnica, el uso de instrumentos, el beneficio de usar prudentemente de la naturaleza. No se trata de un sueño regresivo a la vida ́primitiva`, sino de actuar con nuestra tecnología pero conforme a las pautas éticas originarias en su relación con todos los entes. Si nuestra condición humana nos dota de una mayor capacidad para idear instrumentos y herramientas, cabe pensar que no lo hace para que nos destruyamos mejor entre nosotros y hagamos lo mismo con los otros entes hasta aniquilar las condiciones de nuestra habitabilidad en el planeta”.Para cerrar, una última cita: “La guerra suicida la emprendió una cultura, no la cultura”. Y luego para abrir definitivamente la puerta y las ventanas a este sembradío de búsquedas y guías sabias, esta frase de la última página del original del escrito: “Se trata de un encuentro entre una cultura científica que se alarma y otra tradicional que ya conocía el peligro que hoy le vienen a anunciar y también su prevención e incluso su remedio”. Aprendamos.

miércoles, 3 de junio de 2015

Ni una menos

Las que luchan desde hace tiempo. Las que decidieron involucrarse. Las que no aguantaron más. Las que decidieron ver. Como un grito contenido que sale de golpe e irrumpe en el silencio. El asesinato de Chiara, embarazada y de 14 años en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, fue la gota que rebalso el vaso para que un colectivo de mujeres convocará a la marcha que desbordó la plaza del Congreso y se replicó en distintas ciudades del país y en las vecinas Uruguay y Chile. 
Así comenzaron las voces de repudio a las formas de maltrato y violencia hacia la mujer, que terminan en femicidios, extendidas sobre todo a través de las redes sociales con la consigna de "Ni una  (mujer) menos". Las cifras cuentan más de 200 mil personas reunidas en la Plaza enfrente del Congreso Nacional y 80 marchas que se repartieron por distintas partes del país. 
"Del dicho al hecho": Políticos, actores, militantes, personalidades del espectáculo hicieron suya la consigna, en límite, algunos de los casos, con la máscara de lo  "politicamente correcto".Como el jefe de gobierno porteño que subió una foto, y hace unos días ante el reclamo de acoso callejero, que es una forma de violencia contra la mujer, dijo que los piropos no tenían nada de malo y que a qué mujer no le gustaba que le dijeran que tiene "lindo culo" (sic). Del cierre de programas de asistencia a la víctima al Ni una Menos
También se hicieron oír las que en épocas muy difíciles pusieron el cuerpo para pedir por sus hijos y nietos desaparecidos, y que fueron tildadas como las "locas de los jueves", como hoy las mujeres que claman por los derechos de las mujeres son llamadas "feminazis".En otra forma de violencia que es la ofensa o la denigración. 
Hoy la lucha por los derechos de las mujeres y contra el femicidio se hizo visible, en un hito histórico. Queda mucho por delante, y muchas conquistas. Como mujeres, desde nuestro lugar, podemos generar los cambios que terminen con la violencia de las que somos víctimas. Yo, como mujer y desde la comunicación seguiré contribuyendo a la lucha, concientizando e informando para que nunca más una mujer sea vulnerada en sus derechos. "NI UNA MENOS". 

Donde recurrir:
Ante un caso de violencia llamar al 144. Las 24 hs. Los 365 días del año.

Los cinco puntos del "Ni una menos"

jueves, 16 de abril de 2015

"No compren estas alfombras"



Los  pequeños dedos van a vienen por la urdimbre de hilos, acaricia el tejido como comprobando la calidad del producto, confeccionado en Paquistán. Iqbal, así se llama el niño, levanta sus ojos negros y exclama:  “Me gustaría decir este mensaje: ¡no compren alfombras. Son confeccionadas por niños!”.
Allí, sentado en el piso de la sección alfombras del gran almacén de Estocolmo, recuerda las largas y agotadoras jornadas de más 12 horas de trabajo, de las que logró escapar a los 10 años, esclavizado por una deuda que había contraído su familia y que nunca terminaría de pagar. 

Esta imagen quedará como símbolo de la lucha contra la explotación laboral infantil que padecen millones de niñ@s alrededor del mundo.
Con apenas una decena de años comenzó a militar en el Frente Nacional de Liberación del Trabajo Forzado de Paquistán, donde defendió los derechos de de los  niñ@s, víctimas de la esclavitud. Un 16 de abril de 1995, los disparos de la mafia tapicera paquistaní decidieron acabar con la vida de Iqbal. Y desde ese momento cada año se conmemora el Día Internacional contra la Esclavitud infantil, para continuar con su legado. Y en esta fecha es que nosotros como consumidores  debemos tomar conciencia también de dónde vienen los productos que compramos, pues también podemos estar robándoles la infancia a muchos niñ@s. 




 Y no pueden faltar las palabras de Eduardo Galeano, y para tenerlo cerca ya que nos ha dejado hace unos días, en su voz "Mano de Obra":






jueves, 2 de abril de 2015

"Las Malvinas son argentinas": Malvinas y la escuela.





Yo tenía 8 años cuando empezó la guerra de Malvinas. Cantábamos la marcha de Malvinas al izar y arriar la bandera todos los días en el patio de la escuela. También a nosotros nos decían que íbamos ganando. Recuerdo ojear sentada frente al pupitre de mi aula de tercer grado una revista Billiken donde nos explicaban cómo actuar en caso de bombardeo, porque cabía la posibilidad que llegaran al continente. También historietas que contaban como se iba desarrollando la guerra en clave de comic.
"Las Malvinas son argentinas" es un discurso que ha ido cambiando antes, durante y después de conflicto bélico, en una lucha por investirlo de  sentido. Así también la forma de narrar lo acontecido, de pensar en los acontecimientos, ligado tanto a las transformaciones educativas como los momentos históricos de nuestro país. 
Hoy podemos "Pensar Malvinas" como un necesario ejercicio de reflexión sobre nuestro pasado reciente y la construcción de nuestra identidad y memoria colectivas. 


            
           

Ejemplares de la revista Billiken contemporáneos a la guerra de Malvinas.

viernes, 20 de febrero de 2015

Llueve sobre mojado

"Se pelan los bosques, la tierra se hace desierto, se envenenan los ríos, se derriten los hielos de los polos y las nieves de las altas cumbres. En muchos lugares la lluvia ha dejado de llover, y en muchos llueve como si se partiera el cielo (...) Las inundaciones y  las sequías, los ciclones y los incendios incontrolables son cada vez fenómenos menos naturales, aunque los medios insisten, contra toda evidencia en llamarlos así". Eduardo Galeano, "SOS". 

                                  
 

                                     Aire: Cambio climático (documental Canal Encuentro)



"El clima está loco", echan la culpa al cambio climático. Las recientes inundaciones en la provincia de Córdoba (Argentina) dejaron un saldo de 7 muertos y 1.500 viviendas dañadas, según informó la agencia Télam.  
Las lluvias ya no constituyen una "bendición del cielo" sino que el aumento de las precipitaciones (intensas en cantidad, frecuencia y duración) provocan inundaciones y pérdidas económicas, materiales y lo más importante: vidas humanas, animales y vegetales. Nunca más apropiada la expresión "llueve sobre mojado", dicho popularmente para referirnos cuando a acontecimientos negativos o contrariedades se añade una desgracia más que agrava la situación. Mientras los gobiernos de los países se reúnen en un Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, se siguen utilizando combustibles fósiles y generando cada vez más gases de efecto invernadero.   

Hasta en las charlas de café se responsabiliza a la corriente el niño, pero como explica el especialista  Angel Menendez, jefe del Programa de Hidraúlica Computacional del Instituto Nacional del Agua (INA) no es un fenómeno nuevo, es una corriente periódica pero ha variado en su intensidad lo que provoca aumento de precipitaciones en zonas húmedas. Parece que debemos acostumbrarnos a lluvias persistentes e intensas en cantidad y permanencia.
El Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), reunido en noviembre del año pasado, advertía sobre el aumento de las precipitaciones, olas de calor y derritimiento de glaciares en nuestro país como consecuencia del cambio climático.  Mientras tanto, como en el caso de la provincia argentina de Córdoba, la deforestación y la falta de políticas ambientales gubernamentales causan estragos. Ya lo adelantaban Marcelo Cabido, colaborador del IPCC, que ganó el premio Nobel de la Paz en 2007 y Marcelo Zak, ambos investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba en un documento publicado en 2010 "Las tasas de deforestación sufridas año a año por los bosques cordobeses no tienen parangón a nivel mundial, superando incluso a las correspondientes a bosques tropicales en otros países pobres que, como consecuencia, resultan aun más infortunados. Sucede que cuando se pierden los ecosistemas de bosque desaparecen también, junto a la pérdida obvia de bienes forestales, los servicios ecosistémicos que estos proveen y que redundan en beneficios continuos, gratuitos e insustituibles para las poblaciones humanas (tal el caso de los servicios de purificación del aire y el agua, de formación y retención de suelos, de control de sequías e inundaciones, de polinización, entre tantos otros)."
En este contexto cada vez más extremo es primordial el compromiso de los gobiernos a través de políticas  que modifiquen los actuales patrones de producción y consumo, basados en combustibles fósiles y que promuevan acciones de prevención y adaptación para hacer frente a los efectos del cambio climático. 

Para saber más:





jueves, 29 de enero de 2015

Lecturas: "La guerra nuclear y la catástrofe ambiental"




Una de mis últimas adquisiciones fue el libro de Noam Chomsky & Laray Polk: "La guerra nuclear y la catástrofe ambiental". Amenaza inminente, según este pensador y lingüista estadounidense, "hacia la cual estamos corriendo como si estuviéramos decididos a caer desde un precipicio". Lectura obligada para entender las contradicciones de los tiempos que vivimos.

RESEÑA

"Este libro plantea un debate sobre las amenazas de nuestro tiempo y los puntos de intersección de las mismas desde la Segunda Guerra Mundial. Y es que tanto la guerra nuclear como las catástrofes medioambientales tienen potencial para producir resultados similares: un mundo inhabitable debido a la escasez de agua, comida y tierra habitable.
Mientras que un ataque nuclear requeriría la acción, una catástrofe ambiental se define, en parte, por la pasividad premeditada como respuesta al cambio climatico inducido por el hombre. Esta breve obra, que contiene una serie de entrevistas a Noam Chomsky realizadas por Laray Polk, pone al descubierto la matriz económica de los países poderosos  y el fracaso de Estados Unidos a la hora de actuar ante unas evidencias totalmente concluyentes.
En definitiva esta obra nos advierte de que si seguimos aplazando el desarme nuclear y la búsqueda de energías sostenibles la especie humana se verá condenada a una situación catastrófica en un futuro muy cercano" www.paidos.com

Y de yapa, como decimos por estos lares, acá el video sobre una conferencia que dio Chomsky en Japón, a propósito de las secuelas de Fukushima.