jueves, 3 de mayo de 2012

Hacia una economía verde?

Entre los principales objetivos de la próxima reunión Río + 20, se hace hincapié en la necesidad de impulsar una Economía verde, no a secas, sino en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Entonces, de qué hablamos cuando hablamos de economía verde? Como toda definición o concepción surgen distintas perspectivas muchas veces encontradas.
Para el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), en consonancia con los principios del desarrollo sustentable,  “una economía verde debe mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas. Básicamente sería aquella economía que tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente incluyente. En contraposición, un modelo insostenible estaría  basado en un sistema de “economía marrón” que no considera problemas como la marginación social y el agotamiento de los recursos.  Para la transición hacia una economía verde deberían darse una serie de factores: cambios en la política fiscal, reforma y reducción de subsidios con efectos perjudiciales para el ambiente; utilización de nuevos instrumentos basados en el mercado; inversión pública dirigida al "enverdecimiento" de sectores clave; introducción de criterios ambientales en las adquisiciones públicas; y mejora y ejecución de normas y regulaciones que favorezcan el medio ambiente. A nivel internacional, también existen oportunidades para mejorar la infraestructura comercial, perfeccionar los flujos comerciales y de ayuda, e impulsar  la cooperación internacional. (PNUMA, 2011. Hacia una economía verde: Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza - Síntesis para los encargados de la formulación de políticas. www.unep.org/greeneconomy )
Como toda definición o concepción, el problema surge cuando debe ponérsela en práctica, sobre todo en las economías latinoamericanas. Entre los puntos observados a la definición del PNUMA se encuentran: 1) El modelo está basado en el crecimiento económico, lo que para algunos críticos suena contradictorio. Su postura reconoce que la ECONOMÍA VERDE conseguirá reducir la velocidad con la que nos acercamos al punto en el que la Tierra no pueda soportar los niveles de consumo y de desechos de la humanidad, pero, dicen que no evitará que el final sea el mismo. 2)  la Economía Verde no establecería ningún elemento que consiga la redistribución de la riqueza y una mayor equidad, por lo cual no se modifican los patrones de acumulación y desigualdad actuales 3)  si no se alteran las relaciones comerciales Norte-Sur,  podría desembocar en el aumento del proteccionismo. 4) Respecto al apoyo financiero y tecnológico que los países del Norte deberían prestar a los del Sur, se teme cierto control por parte del Norte. 5) La economía verde invoca a la utilización del mercado para medir las externalidades que se generan por las actividades económicas. Pero, existen dudas sobre si los instrumentos de mercado pueden, realmente, tomar en cuenta los efectos secundarios de una actividad económica que muchas veces no es medible o palpable. 6) El concepto de la Economía Verde no incluye medidas claras para mejorar la equidad de género. (http://rio20.net/wp-content/uploads/2012/02/08857.pdf )

Por eso es fundamental el compromiso de los agentes tomadores de decisiones que pueden provocar el cambio en la próxima Cumbre de Río + 20. Su participación es clave y primordial para avanzar en un tipo de economía en la cual prevalezca la equidad social y el cuidado y preservación del medio ambiente, llamásela economía verde o de otro modo.  

Para una mirada alternativa y crítica al concepto esbozado por el PNUMA: La economía verde desde una perspectiva de América Latina (http://rio20.net/wp-content/uploads/2012/02/08252.pdf

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